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Disimulando lo más posible intentas mezclarte entre los peregrinos. Sin embargo, al no llevar una capa negra llamas más la atención que una mosca en un plato de leche. Los peregrinos empiezan a mirarte mal, y al darse cuenta de que intentas entrar con ellos en el templo empiezan a gritarte acusándote de Blasfemo y Hereje. Te alejas del lugar (ve a 50 ) o persistes en quedarte entre los peregrinos ( 87 )